Origen del olivo

Aunque a día de hoy los orígenes del olivo son bastante difusos, si que existen diversas teorías sobre el lugar exacto en el que surge el olivar por primera vez en la historia. 

Aunque si que está confirmada su procedencia de Oriente Medio, aún existe mucha especulación sobre la ubicación exacta en la que surge. Mientras que unos aseguran que el árbol es originario de la zona de Siria e Irán, otros creen que es más propio de Afganistán. 

Sea como sea, lo que si que está claro es cómo se expande su cultivo a otras regiones próximas a Oriente Medio y, posteriormente, por todo el mediterráneo.

Como veremos más adelante, esta expansión estuvo principalmente motivada por el auge del comercio marítimo y los viajeros, y finalmente, viviría su época de máximo esplendor con la llegada de los romanos.

A América, el olivo llega con el segundo viaje de Colón al continente. Una vez allí los colonos españoles lo expandieron por los rincones del nuevo continente, desde California hasta Argentina.

Origen del olivo: especies antepasadas

 

Antes de esto, se cree que hubo especies antepasadas del olivo que terminaron evolucionando hasta convertirse en el árbol que conocemos a día de hoy. El origen de estas especies se remonta muchos siglos atrás.

Los primeros restos de hojas fósiles de especies antepasadas al olivo fueron halladas en Grecia, al sur de las Islas Cicladas. Los griegos ya veneraban el olivo como árbol mitológico. Por ejemplo, existía la creencia de que los dioses nacían bajo las ramas de un olivo o que su crecimiento se debía a la voluntad de los dioses.

Estas especies ya nos dan algunas pistas de un posible antepasado del olivo que podría haber existido durante el Paleolítico (35.000 a.C.). También se han encontrado fósiles de hojas de olivo en depósitos del plioceno de Mongardino, en Italia; en estratos rocosos del período Paleolítico Superior del Norte de África y en excavaciones de la Era de Bronce en España.

Origen de los olivos en la península ibérica 

 

El valor del olivo y, por consiguiente, del aceite era tal, que en la Antigua Grecia ya existían numerosas fábulas que trataban de dar explicación a su origen. 

Por aquel entonces, en los pueblos de la antigüedad abundaban los comerciantes y los viajeros que no dudaron en propagar el cultivo del olivo y la extracción de su aceite por otras regiones a través del mediterráneo. Desde Grecia, el olivo llegó a otros territorios como Italia, Fenicia, Cartago o Cádiz.

Durante largos años, todas estas culturas supieron sacar un gran provecho de este emblemático árbol. El aceite eran un bien muy preciado por todas sus propiedades. Sin embargo, la popularidad del olivo no quedó ahí. Su cultivo experimentó un nuevo auge, ahora mucho más pronunciado, con la llegada de los romanos.

Al igual que habían hecho sus predecesores, los romanos llevaron el olivo hasta tierras remotas, enseñando cómo era su plantación y la forma en que se debía extraer el aceite.

A través de largas rutas terrestres y marítimas, el aceite llegaba desde distintas regiones para abastecer a todas las provincias. El comercio alcanzó un ritmo imparable y, gracias a ello, el olivo vivió un gran auge en una época de gran prosperidad.

Pero, realmente vivió su mayor esplendor tras su llegado a la Bética, la actual Andalucía. 

Allí le esperaban tierras fértiles. Esta región se convirtió en la primera región del mundo en la que se cultivó el olivo de forma intensiva. El aceite que aquí se producía era demandado por todo el imperio romano. Desde ahí, se acabaría expandiendo por toda la península ibérica.

El origen del olivo más antiguo del mundo

 

Aunque la longevidad de los olivos puede ser muy prolongada, suelen vivir alrededor de 80 años, aunque hay evidencias de algunos de hasta 700 años. De hecho, en España, tenemos el olivo más antiguo del mundo datado científicamente y conservado hasta la actualidad. Se encuentra en Tarragona, concretamente en la localidad de Ulldecona.

Se estima que tiene alrededor de 1700 años y se cree que lo plantaron los romanos en el año 314, al lado de la vía Augusta, la carretera más importante de la Iberia Romana.

Por ello, es considerado también el árbol más antiguo de toda la península ibérica. Ahora, está protegido como árbol monumental.

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