El aceite de oliva mejora su posición en NutriScore

NutriScore ¿Qué es? 

 

La OCU, Organización de Consumidores y Usuarios, lo define como “un sistema de etiquetado frontal que quiere ayudar a los consumidores a elegir mejor a la hora de llenar la cesta de la compra y mejorar nuestra salud”.

Fue diseñado por un grupo de científicos franceses con la intención de dar una valoración global de un producto dentro de una misma categoría.

Seguro que en alguna ocasión te has fijado en una etiqueta de colores que aparece en muchos de los productos que encontramos en los supermercados.

Nutriscore actúa como un semáforo nutricional, es decir, es un sistema de clasificación de 5 letras y colores, en el que la A (de color verde oscuro) es la opción más saludable y la E (de color rojo) la peor, pasando por la B, C y D.

¿Cómo funciona NutriScore?

 

Lo que hay detrás de NutriScore es un algoritmo, un cálculo matemático que se basa en la composición del alimento siempre por 100g o mg de producto para facilitar la comparación. 

Por un lado, se tienen en cuenta elementos positivos de un producto desde un punto de vista nutricional (contenido en frutas, frutos secos y verduras, fibras, proteínas y aceite de oliva, colza o nuez) así como los negativos (grasas saturadas, azúcares, sal o el aporte calórico).

Su objetivo es comparar productos de la misma categoría, de forma que la elección más fácil sea también la más saludable, por ejemplo, entre cereales ¿cuál tiene mejor composición?

Nutriscore penaliza alimentos como bollería industrial, embutidos o aperitivos.

Buenas noticias para el aceite de oliva

 

En lo que se refiere al aceite de oliva, ahora es clasificado B, como los aceites con bajo contenido en ácidos grasos saturados (colza, nuez, girasol oleico).

El aceite de girasol tendría una clasificación por debajo, la C.

Por otro lado, los demás aceites permanecen sin cambios: el aceite de coco y la mantequilla continúan en E, de mala calidad y los menos saludables.

Otros cambios de Nutriscore

 

Desde un punto de vista más genérico, algunos otros cambios significativos serían:

  1. Habrá una mayor diferenciación de los alimentos dulces y salados. Los productos ricos en sal o azúcar son clasificados menos favorablemente.
  1. Puntuación más estricta para los productos azucarados. Los cereales de desayuno con un contenido relativamente alto de azúcar pasarían de una clasificación A a C.
  1. Los productos lácteos azucarados y los lácteos no azucarados estarán también más diferenciados, teniendo los primeros una clasificación más desfavorable. 
  1. Algunos productos completos (que suelen tener una clasificación de A) y los productos refinados, como el pan, se mirarán más detenidamente: se distribuyen entre B y C, según su contenido en sal. 
  1. Mientras que los frutos secos y semillas oleaginosas sin sal ni azúcar añadidos serían clasificadas en A o B, las versiones saladas y/o azucaradas estarían en C o D.
  1. Los platos compuestos, que serían los platos listos para comer, pizzas, etc, pasan de las clases A/B a las clases B/C o, incluso, D para ciertas categorías de productos, en particular las pizzas.
  1. Hablemos de los quesos: los de pasta dura con bajo contenido de sal se clasifican ahora en C, mientras que los demás quesos se mantienen en D o E, en función de su contenido en sal y en ácidos grasos saturados.
  1. La carne roja se encuentra globalmente en clases inferiores a las avícolas y al pescado, lo que permite una mejor alineación con las recomendaciones dietéticas destinadas a limitar su consumo.

Gracias a esta nueva actualización el aceite de oliva vuelve a demostrar su buena acogida en el mercado y quedan probados sus propiedades y beneficios para la salud de quienes lo consumen.