Lo han hecho analizando y comparando casi 1.000 precios de alimentos en ocho cadenas de distribución diferentes.

Según su estudio, cuatro de cada diez de los precios estudiados han subido su precio en los supermercados desde la entrada en vigor de la medida aprobada por el Gobierno. Una medida que se puso en vigor para dar respuesta a la alta inflación, provocada por los efectos de la guerra en Ucrania.

Estas conclusiones confirman la tendencia a la subida de la inflación en los alimentos, ya que durante el mes de marzo esta subida de precio afectaba a uno de cada tres alimentos, mientras que en febrero los alimentos afectados por la subida eran uno de cada cinco. En abril volvieron a subir, aunque a partir de ahora tienden a estabilizarse. 

El aceite de oliva, entre los productos que más suben

De los 416 precios en los que la asociación de consumidores ha detectado una subida en su comparativa, 80 corresponden al aceite de oliva, el 19,2% del total. Otros 152 tienen que ver con las frutas o verduras (el 36,5% del total) y 63 son leches o lácteos (El 15,1%).

Por su parte, se han localizado 54 subidas de precios entre los arroces y las pastas (el 12,9%) y 33 entre las legumbres (un 7,9%). La treintena de precios restantes corresponden a huevos, harina y panes.

De esta forma, las mayores subidas de precios en este último mes se corresponden, como viene siendo habitual, a frutas o verduras. En concreto, las cebollas, las zanahorias y la lechuga iceberg se han encarecido de forma muy notable en prácticamente los supermercados.

La sequía preocupa al sector del aceite de oliva

Algunas de las causas que explican esta escalada inflacionista en el precio del aceite de oliva sería la escasa producción de aceite de oliva de este año (casi la mitad que el año anterior), la sequía (que ya está empezando a preocupar a agricultores y ganaderos) y los elevados costes en origen y elaboración.

En el caso de la sequía, la falta de precipitaciones para el campo no es nada nuevo, ya que se viene arrastrando desde temporadas anteriores. Las intensas y tempranas olas de calor de los últimos años han contribuido a reducir la producción de los olivares a niveles preocupantes, algo que ya se ha podido comprobar con la pasada cosecha de la aceituna, una de las peores del siglo.

Y parece ser que este año la tendencia seguirá en el mismo camino o peor, ya que en lo que llevamos de año hay regiones de España en las que aún no ha llovido de forma significativa. El agua almacenada de los embalses se está reduciendo y ya hay plantaciones como los viñedos o el olivar que se están viendo afectados.

La demanda de aceite de oliva se desploma

Según los últimos datos aportados por el Ministerio de Agricultura sobre los primeros cinco meses de campaña, el consumo del aceite de oliva ha bajado entre octubre y febrero, al igual que las exportaciones, que han caído un 20%. En concreto, la demanda de aceite se ha visto reducida entorno a un 30%, lo también se atribuye a la escalada de precios en el mercado.